Plagas en nuestras plantas

  • Plagas y enfermedades que afectan a nuestras plantas.

    Entre los cuidados a realizar para conservar nuestras plantas en perfecto estado debemos, además de mantener un medio esponjoso y aireado y aportar los nutrientes y el agua necesarios, controlar las plagas y enfermedades que, puntualmente, pueden atacar nuestras especies ornamentales, produciéndolas en el mejor de los casos una depreciación del valor ornamental y en el peor de éstos, la muerte.

    Se considera plaga cualquier tipo de organismo que, debido a su densidad de población, perjudica a la planta que deseamos cultivar.

     

    Enfermedad por su parte se considera todo desequilibrio interno que pueden presentar las especies vegetales produciéndoles una alteración de su estado de salud.

     

    Es importante conocer esta diferencia, pues a veces los tratamientos que aplicamos a nuestras plantas son los no adecuados.

    Tratamos una enfermedad como si de una plaga se tratase o viceversa. Es cierto que una plaga puede propiciar la aparición de una enfermedad mas los tratamientos, que aplicaremos, han de ser los adecuados. Importante es, por tanto, detectar ante que estamos: una enfermedad o una plaga. La aparición de cualquier plaga o enfermedad en las plantas ornamentales representa un grave problema ya que los daños producidos suelen ser graves y en muchos casos irreparables si no se actúa con conocimiento y en el momento preciso.

    Algunas de las consecuencias directas de la presencia de plagas o enfermedades, o incluso de ambas son la disminución del ritmo de crecimiento y floración, llegando incluso a desarrollos raquíticos, depreciación de la calidad estética de la planta debido a daños directos en sus partes ornamentales ya sean flores, hojas o tallos, en forma de picaduras o mordeduras. Entre los daños indirectos destaca la secreción de substancias tipo melazas, que quedan pegadas a las partes vegetativas dejando un aspecto desagradable y de nulo valor ornamental, la reducción del número y tamaño de las flores o la nascencia de hojas, la aparición de manchas, amarilleo de hojas o secado de algunos brotes…

    Todas ellas son causas que han podido ser producidas por las indeseables plagas y enfermedades. Pese a lo alarmistas que pueden parecer las consecuencias enumeradas anteriormente cabe remarcar que en plantas cultivadas en condiciones de interior no es habitual el ataque de plagas, reduciéndose, en muchos casos, dichos daños a los causados por enfermedades, que evitaremos con un buen manejo de los cuidados realizados en las plantas. Existen distintas opciones para el control de plagas y enfermedades, algunas radicales, otras muy efectivas y otras, pensando en el medio ambiente, ecológicas y sostenibles, mas sin duda la principal opción es un buen manejo de las condiciones que afectan directamente a la especie que deseemos cultivar.

    Es importante que antes de adquirir una planta prestemos atención a sus cuidados básicos, que en muchos casos vienen detallados en una pequeña etiqueta que acompaña la especie vegetal o que encontramos en las fichas que forman este libro, asegurándonos que se puede desarrollar bien en la ubicación que queremos darle. En este sentido debemos prestar atención a la luminosidad que requieren, la necesidad de luz solar directa o la no tolerancia de ésta, la temperatura óptima de desarrollo así como la mínima y máxima que pueden soportar, la humedad ambiental necesaria y finalmente cerciorarnos que podemos suministrarles la frecuencia, dosis de riego y elementos nutritivos que necesitan. Otros factores como no regar en las horas de máxima insolación, mantener las hojas limpias y no abonar en exceso serán también importantes para mantener nuestras plantas en perfecto estado.

    Tener claras sus necesidades se convertirá en la mejor forma de controlar su estado sanitario, pues un buen manejo de éstas evitará la aparición de enfermedades y las hará mucho más resistentes al ataque de cualquier plaga. Pese a ello no siempre somos capaces de mantener la planta en perfecto estado y es más que posible la aparición puntual de diferentes tipos de plagas y enfermedades. Entre las plagas más comunes encontramos los pulgones, las cochinillas, los ácaros, la mosca blanca… mientras que entre las enfermedades destacan todas las de origen fúngico, las más importantes de las cuales son el oídio, la roya, la antracnosis, el mildiu…

    Merece la pena hacer una breve descripción de todas ellas, siendo un manejo acertado y a tiempo la clave del éxito en su control.

     

    PLAGAS

    Como enunciábamos al comienzo  una plaga es cualquier tipo de organismo que, debido a su densidad de población, perjudica a la planta que deseamos cultivar.

     

     

    El pulgón

     

    Es seguramente la plaga más conocida que afecta a las plantas ornamentales, se trata de un insecto de pequeño tamaño, su cuerpo no supera los 3 mm, que se distingue fácilmente por presentar dos especies de antenas en la parte final de su cuerpo, la más alejada de la cabeza, que se denominan sifones. Pese a lo que mucha gente cree se puede encontrar pulgones de muchos colores, empezando por el negro, seguramente el más popular, pasando por verdes, amarillos, incluso naranjas, terminando en el también muy común blanco. Todos ellos presentan como hemos dicho dos sifones situados de forma simétrica en la parte trasera de su cuerpo. En cuanto a sus hábitats más usuales nos encontramos ante una especie que puede frecuentar cualquier planta pero siempre en las partes de crecimiento activo de éstas, produciéndose su infestación en los brotes más tiernos y por lo tanto los que requieren de un menor esfuerzo para ser perforadas, que coinciden con los de nuevo crecimiento.

     

     

     

     

    En lo referente a daños, nos encontramos ante un insecto chupador que actúa succionando la savia de la planta, cosa que produce un debilitamiento general de ésta, además de inyectar, con sus picaduras, substancias fitotóxicas que pueden producir malformaciones en algunas partes de la planta. Dichas picaduras pueden provocar también la transmisión de virus de unas plantas a otras, además de depreciar su calidad general debido a la producción de altas cantidades de melaza que se depositan sobre la planta y que suelen ser atrayentes de las hormigas, con las que conviven a la perfección pues los pulgones les proporcionan comida en forma de melaza mientras que éstas les protegen de algunos enemigos naturales, creando una perfecta simbiosis.

     

     

    Los Ácaros

     

    Son también una plaga bastante común y una de las más propensas a actuar en condiciones de interior. Se trata de unos pequeñísimos insectos de tamaño inferior a medio milímetro, por lo que muchas veces pasan desapercibidos al ojo humano. Encontramos una gran diversidad de ellos, siendo los fitófagos los que atacan directamente a las plantas, alimentándose de sus tejidos epidérmicos.

     

    Su reconocimiento en fases iniciales es complicado, debido a su diminuto tamaño, aunque en infestaciones importantes se detectan rápidamente gracias a la formación de las conocidas telas de araña que envolverán o rodearán las hojas, tallos o flores de nuestras plantas. La más conocida y común es la araña amarilla aunque podemos encontrar ácaros de múltiples colores, empezando por el mencionado amarillo, para pasar por el blanco, rojo y un naranja pálido.

     

    Los principales daños que producen sobre las plantas son la destrucción de las células epidérmicas con lo que provocan una disminución de la actividad fotosintética y un aumento de la evapotranspiración de la planta, que produce una pérdida de humedad y de turgencia de las partes afectadas. Sus picaduras al eliminar pigmentos que forman la clorofila producen también una decoloración de las partes verdes de la planta que adquirirán una tonalidad más amarilla, que junto con las telas de araña deprecian por completo el valor ornamental de la especie afectada. Pueden producir también malformaciones debido a la inyección de substancias fitotóxicas para la planta.

     

     

     

    Las Cochinillas

     

    Se trata de unos insectos de pequeño tamaño, aunque fácilmente visibles, suelen medir entre 1 y 5 mm, presentan un marcado dimorfismo sexual, los macho son alados mientras que las hembras presentan un ciclo larviforme en su madurez sexual, siendo los primeros inofensivos para los vegetales, reduciéndose el daño a los segundos, que se fijan sobre las partes verdes de la planta succionando su savia.

     

    Reconoceremos las hembras de cochinilla porque se encuentran en forma de lapa fijadas a los tallos y hojas de las plantas, encontrando especies de múltiples colores y formas. Algunas son planas, otras algodonosas y abultadas mientras que el blanco es el color más habitual pese a que también las podemos ver en negros, marrones o amarillos.

     

    En referencia a los daños que producen en las plantas el principal es un debilitamiento general de éstas debido a la succión de su savia que reduce el ritmo de crecimiento y desarrollo además de reducir el verdor de hojas y tallos debido a la perdida de clorofila. Encontramos otros daños igualmente importantes como la introducción de toxina a la planta con sus picaduras, que pueden conllevar a la aparición de tumores y malformaciones así como la producción de melazas, ambas depreciando completamente el valor ornamental de la especie afectada. A diferencia de los casos anteriores las cochinillas son unos insectos que destinan muchos recursos a su protección, estando en la mayoría de los casos, recubiertos por una cutícula cerosa o algodonosa que les protege frente a ataques externos de cualquier enemigo natural o de cualquier producto fitosanitario.

     

     

     

     

    La mosca blanca

     

    Es otro de los enemigos potenciales para las plantas, sobre todo para aquellas ubicadas en terrazas y jardines. Se trata de un insecto que suele desarrollarse en grupo y en el envés de las hojas, realizando la puesta sobre aquellas más jóvenes que rápidamente serán colonizadas por los nuevos individuos. Su forma de alimentación, igual que en los casos anteriores, es por succión de savia debido a picaduras. Es fácil distinguir los insectos adultos pues se presentan en forma de pequeñas moscas de color blanco, pese a que dichas formas adultas no producen ningún daño sobre la planta, quedando éstos reducidos a las formas larvarias de las mismas, las cuales son de pequeño tamaño.

     

    Los daños que producen sobre las plantas son una reducción significativa del ritmo de crecimiento y desarrollo debido a la falta de savia, pudiendo incluso llegar a una parada total del crecimiento. Son también transmisores de numerosas virosis, productores de melazas y substancias cerosas además de reducir la actividad fotosintética de la planta provocando un amarilleo general de las hojas que puede comportar su caída.

     

     

Publicado por briconatur

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